La educación es un derecho humano fundamental, y es inherente a todos
los niños y niñas. Es crucial para nuestro desarrollo como individuos y
de la sociedad, y contribuye a sentar los cimientos para un futuro
fructífero y productivo. Velando por que los niños y niñas tengan acceso
a una educación de calidad, basada en los derechos fundamentales y en
la igualdad entre los géneros, estamos creando una onda expansiva de
oportunidades que incidirá en las generaciones venideras.
La educación contribuye a mejorar la vida y a erradicar el círculo
vicioso de la pobreza y la enfermedad, allanando el terreno para un
desarrollo sostenible. A través de una educación básica de calidad, los
niños y niñas adquieren el conocimiento y las aptitudes necesarios para
adoptar formas de vida saludables, protegerse del VIH/SIDA y
otras enfermedades de transmisión sexual, y asumir un papel activo en
la toma de decisiones de índole social, económica y política a medida
que transitan desde la adolescencia a la edad adulta. Los adultos que
han recibido una formación suelen tener menos descendencia, están más
informados acerca de las prácticas óptimas para criar a su progenie y se
preocupan de que sus hijos e hijas comiencen la escuela a su debido
momento y de que estén preparados para aprender.
Además, un método educativo basado en los derechos fundamentales
puede abordar algunas de las desigualdades más arraigadas en la
sociedad, debido a las cuales millones de menores de edad, en especial
niñas, se ven condenados a una vida desprovista de una educación de
calidad, y en consecuencia, a una vida de oportunidades perdidas.
UNICEF trabaja incesantemente con el fin de asegurar que todos los
niños y niñas -con independencia de su género, etnicidad, su entorno y
circunstancias socioeconómicas- tengan acceso a una educación de
calidad. Nuestro objetivo primordial es lograr la igualdad entre los
géneros y eliminar las disparidades de todo tipo. Nuestros innovadores
programas e iniciativas van dirigidos a esos niños y niñas de todo el
mundo que se hallan en situación de desventaja: los excluidos, los
vulnerables y aquellos a quienes nadie ve.
Colaboramos con una amplia variedad de aliados a escala local,
nacional e internacional al objeto de alcanzar las metas relativas a la
educación y la igualdad entre los géneros previstas en la Declaración
del Milenio 6 y en la Declaración sobre Educación para Todos, y de generar los cambios estructurales básicos necesarios para conquistar la justicia social y la igualdad para todos.
En el mundo hay demasiados niños y niñas desescolarizados o que
reciben una educación intermitente o deficiente. Cada uno de estos niños
y niñas tiene un sueño que quizás no se cumpla nunca y un potencial que
quizás jamás se desarrolle. Garantizando que todos los niños y niñas
tienen acceso a una educación de calidad sentamos los cimientos para el
desarrollo, la transformación, la innovación, la oportunidad y la
igualdad.
Sea en tiempos de crisis o de paz, en las ciudades o en aldeas
remotas, nuestros esfuerzos se consagran a la consecución de un objetivo
fundamental y de carácter no negociable: una educación de calidad para
todos.
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